Mira cómo WhatsApp puede arruinarte la vida
domingo, 1 de diciembre de 2013
NO a la pena de muerte
1. La pena de muerte es racista.
Según las estadísticas más recientes (2012), el 57% de los condenados a la pena capital en los Estados Unidos está conformado por los grupos pertenecientes a las minorías raciales (negros, latinos, asiáticos etc.), sin embargo, estos grupos representan sólo el 30% de la población estadounidense.
Un negro convicto por matar a un blanco tiene 11 veces mayor probabilidad de ser condenado a muerte que un blanco convicto por el asesinato de un negro.
Un estudio reciente de la pena de muerte en California descubrió que los que mataron a los blancos fueron 3 veces más probables de ser condenados a la muerte que los que mataron a los Afro-Americanos y 4 veces más probables que los que mataron a los Latinos.
En Puerto Rico la pena de muerte se utilizó para matar a los indios Taínos, a los esclavos negros y en el siglo XX a los jornaleros mulatos puertorriqueños.
2. La pena de muerte es para los pobres.
Si pudieras pagar una buena representación legal, no terminarías en el corredor de la muerte. Sobre el 90% de los acusados que enfrentan la pena de muerte son indigentes y no pueden costear un buen servicio de abogado que los represente. Estos se ven obligados a utilizar los servicio de abogados inexpertos pagados por la corte. Los ricos no se encuentran en el corredor de la muerte.
3. La pena de muerte condena a los inocentes a morir.
El libro, In Spite of Innocence, demuestra que desde el 1900 al 1992 en E.U han habido 416 casos documentados de personas inocentes que han sido convictos o ejecutados a una sentencia de pena de muerte.
Desde 1973, más que 120 personas condenadas a la muerte han sido puestas en libertad al ser probadas su inocencia (Informe Administrativo, Subcomité Judicial Sobre Derechos Civiles y Constitucionales, octubre 1993, con actualizaciones de DPIC). En 2000, 8 presos han sido liberados del pabellón de la muerte y exonerados. En 2001-2002, otros 9 han sido puestos en libertad, y en 2003, 12 han sido exonerados. En 2004, hubo 6 exoneraciones. En 2005-2007, hubo 6.
Muchos/as recordarán el caso del puertorriqueño Juan Meléndez quien estuvo 17 años en el corredor de la pena de muerte, por un crimen alegadamente ocurrido en Estados Unidos, para que luego se le encontrará inocente de todos los cargos. “Lo peor de estar ahí dentro es cuando ejecutan a una persona, con la que uno ha estado tantos años y que se ha convertido en un familiar. Primero se siente el zumbido de cuando cargan de electricidad la silla eléctrica y uno sabe el momento preciso de la ejecución porque se apagan y parpadean las luces”, dijo Meléndez en una entrevista. Meléndez ingresó a la prisión estatal de Starke en Florida en el 1984 y salió en libertad en el 2002.
4. La pena de muerte no sirve como disuasivo.
De acuerdo con un reciente estudio realizado por los presidentes pasados y actuales de las sociedades académicas de criminología más prestigiosas del Estados Unidos, el 88% de los expertos rechazó la noción de que la pena de muerte sirve como un elemento disuasivo al asesinato (Radelet y Lacock, 2009). El Reportaje del Crimen Uniforme de FBI, 2010 informa que el Sur de los Estados Unidos tiene la proporción más alta de asesinatos. El Sur del país es responsable del 80% de las ejecuciones en los Estados Unidos. El Noreste tiene el índice más bajo de ejecuciones en el país con menos del 1%.
5. La pena de muerte es un castigo cruel e inusual.
Desde el 1977, al menos 100 personas con enfermedades y retrasos mentales fueron ejecutadas por la pena capital en Estados Unidos. Sus crímenes han sido sufrir de enfermedades como bipolaridad, esquizofrenia, desorden post-traumático de la tensión, entre otras enfermedades.
6. La pena de muerte atenta contra la Constitución de Puerto Rico.
La pena de muerte está prohibida en Puerto Rico, así se dispone en la sección 7, artículo II de la Carta de Derechos: “se reconoce como derecho fundamental del ser humano el derecho a la vida, la libertad y al disfrute de la propiedad. No existirá la pena de muerte.” La fiscalía federal en Puerto Rico es la jurisdicción que más solicita la pena de muerte en todos los Estados Unidos.
Nuestra isla obtuvo esta victoria legal luego de una lucha dada por cientos de personas, sino miles, que protestaron la imposición de este castigo cruel por parte del Estado. Libros como Los que murieron en la horca, de Jacobo Córdoba Chirino, documenta parte de esa lucha que se llevó por la población puertorriqueña para abolir la pena capital en la isla.
A pesar de esto la fiscalía federal sigue intentando imponer la pena capital por la vía federal con casos recientes como el de Edison Burgos, Alexis Candelaria y Lashaun Casey.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario