La adicción a los teléfonos móviles es para muchos la enfermedad del siglo XXI. Tanto que, según los expertos, el miedo a estar sin el teléfono se puede diagnosticar ya como un transtorno para una gran parte de la población, sin que los afectados sean consciente de ello.
Que levante la mano quien es capaz de dejarse el móvil en casa y no tener un deseo irrefrenable de volver a por él. Quién se ha quedado sin batería una tarde y no ha tenido la sensación de estar ilocalizable. Quien ha salido sin télefono y no ha albergado la sospecha de que precisamente a esas horas recibirá una llamada importante que no podrá atender. Y sobre todo quien ha salido del cine o del teatro en alguna ocasión y ha aguantado hasta la puerta de la calle sin revisar las llamadas o mensajes perdidos.
Los adolescentes no pueden vivir sin el móvil y sobre todo sin Internet porque sin él no pueden hacer prácticamente nada, no podrían acceder a páginas o redes sociales.
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