Un estudio demuestra que dejar fluir imágenes, recuerdos y pensamientos potencia la red neural que nos ayuda a "ensayar" situaciones futuras y mejorar la empatía.
La lista de beneficios que conlleva practicar meditación se va haciendo cada vez más larga: ayuda a disminuir el dolor y la ansiedad, es eficaz también tras sucesos vitales impactantes porque reduce el estrés postraumático; hace más fácil dejar de fumar...
En definitiva, parece modificar la estructura del cerebro para que funcione mejor, según algunos estudios. Y los resultados se pueden papar en apenas un par de meses de entrenamiento.
Hay dos formas de meditar: la primera consiste en focalizar la atención en la respiración o en pensamientos específicos, con los que se suprime el libre vagar de la mente y se impide que se ocupe en otros pensamientos. El ensimismamiento o estar en babia es considerado una distracción que abre la puerta a la rumiación (darle vueltas improductivas a las cosas), ansiedad y depresión. Y por tanto el objetivo de esta meditación, denominada directiva es reducirlo.
Otro tipo de meditación de puede denominar libre o no directiva. También se focaliza en la respiración o en un sonido, pero se permite el libre fluir de pensamientos e imágenes. En este caso, se considera este vagar espontáneo de la mente como parte del proceso de meditación.
Se ha propuesto que las formas de hacer meditación que permitan que los pensamientos espontáneos, imágenes, sensaciones, momentos y emociones fluyan libremente pueden ser más eficaces a la hora de reducir el estrés, incrementando la consciencia y aceptación de las experiencias con algún significado emocional.
0 comentarios:
Publicar un comentario