Andalucía ha sido tierra de emigrantes durante buena parte del siglo XX. Esto ha provocado que muchas provincias como Córdoba o Jaén, perdieran población a pesar de tener unas elevadas tasas de natalidad.
En los años noventa del siglo XX, y muy especialmente en su segunda mitad, se redujo el número de emigrantes y el flujo se inirtiño; Andalucía se convirtió en el lugar de destino de muchos inmigrantes.
En 2001, habñia 164.146 extranjeros empadronados en la Comunidad andaluza. En 2009, eran ya 675.180, de los cuales, cerca del 40% estaban empadronados en la provicia de Málaga y algo más del 21% en Almería.
La mitad de los inmigrantes empadronados proceden de otros países de la UE, principalmente de Reino Unido. Le siguen, aunque a gran distancia, Alemania, Italia y Francia. Entre los empadronados no comunitarios, los marroquíes, los rumano y los latinoamericanos procedentes de Argentina, Ecuador, Colombia y Bolivia son más numerosos.
En general, los inmigrantes se asientan en Andalucía por motivos laborales, pero también por la bondad de su clima, que atrae a muchos jubilados europeos.
La inmigración es la causa del fuerte crecimiento demográfico de Andalucía en los últimos años. Solo así puede entenderse que provincias como Almería y Málaga hayan incrementado su población en más de un 40 % en menos de un cuarto siglo. Sin embargo, este crecimiento demográfico se concentra en los municipios urbanos y en los litorales, con lo que la regresión demográfica de las zonas montañosas y menos accesibles no se han detenido.
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