Se considera al “Botellón” como un fenómeno social, cuando pienso que en
realidad, a lo que denominamos “Botellón”, es “la consecuencia” de un
fenómeno social. Un fenómeno social que tiene su origen en la
interacción de diversos factores: ofertas de ocio, educacionales,
familiares, psicosociales y de modelos aprendidos.
Ofertas de ocio: La evolución de los locales , han venido cambiando a
medida que el mercado ha impuesto nuevas necesidades: Reducción del
espacio, elevado volumen de la música, iluminación exigua y altos
precios de las copas, así como escasa oferta en combinados y bebidas no
alcohólicas, que además resultan en ocasiones, más caras que las de
contenido alcohólico. Dificultan la normal conversación entre los
clientes, obligando a elevar necesariamente la voz, generando estrés
acústico e imposibilitando la interacción y la ubicación de grupos de
jóvenes. Utilización de “ofertas gancho” de contenido alcohólico a
precios muy baratos, etc.
Educacionales y familiares: Hace años que influyen más en los hábitos y
gustos de nuestros jóvenes, la TV, la red, los videojuegos, etc. Que la
familia, el colegio o el Instituto. Los límites de horario se los
imponen ellos mismos, si es que se ponen alguno. La falta de autoridad
del progenitor o progenitores de turno ha mermado tanto que es casi
inexistente. Los modelos de familia también han cambiado y el joven
necesita su propio espacio, su mundo, aquel que no le viene impuesto ni
limitado. Sin olvidar que la ley proporciona al menor unos derechos muy
amplios y diáfanos frente a las obligaciones. Los progenitores se ven a
veces sin herramientas para poder establecer límites y normas a sus
hijos.
Psicosociales y Modelos aprendidos: Ha calado y mucho en nuestros
jóvenes la filosofía del “Carpe diem” del “Dolce far niente” del todo
vale para conseguir los objetivos, de la inmediatez de los resultados,
de lo fácil, del consumo rápido y del placer frente a la filosofía del
esfuerzo. Aunque reconozcamos que los modelos de conducta, así como sus
referencias les vienen marcados por nosotros, por las generaciones en
quienes se miran. Al fin y al cabo, nuestros hijos al igual que
nosotros, son consecuencia de la época que les toca vivir, como el
“Botellón” que es la consecuencia de un fracaso nuestro más que de
ellos. Vendrá bien recordad la máxima de Pitágoras de Samos: “Educad a
los niños y no será necesario castigar a los hombres”
De todas formas, no olvidemos lo importante: Que ingerir bebidas
alcohólicas, sea en la forma, lugar o tiempo que sea, daña la salud. De
forma especialmente peligrosa a edades tempranas. Busquemos las causas,
atendamos digna y profesionalmente las consecuencias sin demonizar sólo
el acto del consumo, en su forma, modo de hacerlo o en el lugar en que
se realiza.
1 comentarios:
Me ha gustado mucho porque dice lo que es el botellón y lo explica muy bien.
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