Para nadie es un secreto que la crisis actual afecta con crudeza a los sectores mas debiles de la sociedad. En España hay un tercio de hogares con problemas economicos y que junto a Letonia y Rumania tenemos la mayor tasa de pobreza en Europa, lo que aboca con frecuencia a la mendicidad y a la delincuencia. Por eso, las organizaciones de voluntariado social, confesionales o no y en primera línea de una dramática realidad, están desbordadas por las demandas de ayuda.
Estos dias ha sido noticia la respuesta en Oviedo de las asociaciones agrupadas en OEIS, que atienden a 70.000 personas ante el sustancial recorte de un 20% previsto en las subvenciones oficiales, que pone en peligro el sostenimiento de algunos de sus programas.
Cáritas Asturias, por ejemplo, con dos mil voluntarios que necesitaría mas del doble, asiste a 40.000 personas y 9.000 familias en situaciones de infortunio. Las necesidades van desde las carencias en comida, ropa y cobijo hasta las derivadas de problemas de salud, hipotecas, papeleos y toda una batería de iniciativas, casi todas a la sombra de la iglesia catolica, que se mantienen sobre todo con donaciones privadas. Personas de cualquier credo, ideologia, raza o procedencia saben que en ellas pueden solicitar ayuda, pero no a las puertas de los sindicatos.
La postguerra fue dura, hubo tambien tiempos en los que no se veian mendigos en las calles. A principios del siglo pasado no habia seguridad social, pero si familias depauperadas y obreros sin trabajo. Nada entonces (1904) la Asociacion Ovetense de Caridad, una entidad privada que se sostenía con el patrocinio municipal, las cuotas de sus socios donativos, subvenciones y la explotacion de alquiler de sillas plegables en parques y paseos.
Tan eficaz fue su gestion que al año siguiente un diario madrileño publicaba un amplio reportaje con este titulo: Oviedo, ciudad sin pobres. Entonces la pobreza es signo negativo de civilizacion, por eso Oviedo, culto y caritativo, la ha desterrado.
Como no podía ser de otro modo, resurgieron los problemas: ancianos, huérfanos, transeúntes, minusvalidos. Cada epoca tiene sus caracteristicas y las precarencias humanas de hoy son diferentes. Aunque no demasiado, si bien se mira. El ser humano sigue siendo el mismo y a veces parace que regresamos al siglo XIX
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