Una de las modificaciones más significativas es el sistema de reválidas, que eliminará a la Selectividad. Esa prueba se hace al final de ESO y Bachillerato que capacita al alumno para pasar al siguiente nivel.
En la ESO la diversificación se sustituye por los Programas de mejora del aprendizaje y el rendimiento, que comienzan en segundo. El objetivo de estos planes es que los alumnos que opten por estas vías hagan cuarto curso normal, gracias a los esfuerzos de los dos años anteriores.
Tras la ESO, para conseguir el título es imprescindible la prueba de la reválida, a la que se pueden presentar alumnos con no más de dos asignaturas suspensas.
El Bachillerato queda dividido en tres ramas: Artes, Ciencia y Humanidades, Ciencias Sociales. En los dos años existen asignaturas comunes, especialidades de cada rama y materias optativas.
Una de las polémicas que más han dado que hablar respecto a esta ley, es la asignatura de religión. Esta y su alternativa, vuelven a tener validez académica, por lo que contará para las medias y para las becas.
José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deporte del gobierno popular de Mariano Rajoy. |
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