Un mensaje subliminal está diseñado para pasar por debajo o por encima de los umbrales de la percepción, por lo que no es perceptible de forma consciente para la persona. Estos mensajes pueden ser visuales: imágenes transmitidas por espacios de tiempo muy cortos. O auditivos: sonidos imperceptibles.
No está demostrada la capacidad humana de percibir dichos estímulos ni tampoco la capacidad de afectar en nuestra conducta.
Sin embargo abundan ejemplos de publicidad que tratan de transmitir mensajes de forma casi imperceptible. Esta publicidad se basa en estímulos visuales camuflados en el resto de la imagen.
El nacimiento de la publicidad subliminal se remonta al año 1957, cuando el especialista en investigación de mercados James Vicary introdujo las frases "Tienes hambre? Come palomitas y bebe Coca Cola" en el metraje de una película. El fotograma fue lo suficientemente largo para que el espectador lo leyera de manera inconsciente pero demasiado breve para que él se percatara de ello. Los anuncios subliminales de Vicary lograron que las ventas de Coca Cola y palomitas se incrementaran supuestamente un 18,1% y un 57,8% respectivamente.
Después se demostró que estos resultados estaban alterados y que los mensajes subliminales pueden afectar al comportamiento del consumidos, pero sólo de manera muy limitada.
A día de hoy sigue, no obstante sin estar claro hasta qué punto influyen o no los mensajes subliminales en las decisiones del consumidor.
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