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domingo, 23 de octubre de 2011

El otro Mozart

Tod@s conocemos al famoso compositor Mozart, pero ¿sabéis que tenía una hermana también compositora?
Es algo que se repite a lo largo de la historia. Si eres mujer: nadie escribe sobre ti!
María Anna Walburga Ignatia, fue conocida como Nannerl. Nacida en 1751, tropezó sin embargo con dos grandes obstáculos en su vida a la hora de poder desarrollar su talento: el primero, ser mujer, por lo que ya nació predestinada para el matrimonio y la maternidad; y el segundo, tener como hermano a Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart. 
El genio del pequeño Mozart eclipsó a su hermana y poco ha trascendido sobre ella, a pesar de ser una niña prodigio dotada también con un gran talento musical.
¿Cómo sabemos de ella? Pues, por las cartas que su hermano le escribió durante su vida. Nannerl fue amiga, confidente además de hermana y mantuvo una intensa correspondencia con el compositor hasta su matrimonio con Constanze.
Podemos preguntarnos algo sobre esta "olvidada" mujer ¿quién fue realmente Nannerl? ¿Poseía tanto talento? ¿Cómo fue su relación con su hermano? ¿Llegó a ser una mujer feliz?

Lo que sabemos de ella es que fue la cuarta hija de los siete que tuvo el matrimonio formado por Leopold y Anna-María Mozart. Única superviviente junto a Wolfgang, que vino al mundo en enero de 1756, comenzó a recibir lecciones de música de su padre siendo muy pequeña.
Lecciones que siguió muy de cerca su hermano, y que al parecer despertaron su curiosidad muy pronto por este arte. A pesar de su pasión por el violín —un instrumento considerado más apropiado para hombres— y su inclinación hacia la composición, Nannerl tuvo que centrar su pasión en el clavecín y el canto, más propias de su género.
Consciente de los dones de sus pequeños, Leopold decidió que había que mostrárselos al mundo y planteó la primera gira familiar. En Múnich, Maximiliano III, príncipe Elector de Baviera, mostró su interés por escuchar a Nannerl, pero las comparaciones entre ambos hermanos empezaron pronto: 
«...Wolfgang es extremadamente divertido aunque un poco pícaro. Y Nannerl no sufre mucho con las comparaciones con el chico, porque toca tan maravillosamente que todos hablan sobre ella y admiran su ejecución.»
Nannerl cantaba mientras Wolfgang tocaba el clavecín —a veces con los ojos tapados— y su padre el violín, como dejan constancia algunos de los retratos de la época. Sin embargo, su suerte cambiaría pronto puesto que la pequeña Nannerl había entrado en edad casadera.
La vida de Nannerl, que sobrevivió mucho más años, estuvo supeditada a los deseos de su padre, convirtiéndose en una hija obediente y abnegada como marcaban las reglas de la época. Aunque siguió tocando el piano y dando clases, abandonó la creación, a la que nunca hizo referencia Leopold. Si bien su hermano se casó con quien quiso, ella tuvo aceptar la elección de su padre. 
En 1784 contrajo matrimonio con Johann Baptist von Berchtold zu Sonnenburg, quince años mayor que ella, tuvo cinco hijos, a la muerte de su esposo, en 1801, Nannerl regresó a Salzburgo donde continuó dando clases de piano. Ciega desde 1825, murió en 1829 a los 78 años. 
Fue enterrada en la Abadía de San Pedro de la ciudad austriaca.

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