Cuando hablamos de libertad, hablamos de tomar nuestras
propias decisiones, de hacer lo que realmente nos apetece, de ser nosotros
mismos sin importarnos el resto.
Pero, ¿es el ser humano realmente libre?. Acaso,¿no
poseemos instintos de los que no somos capces de liberarnos o controlar?, como
por ejemplo, el llanto.
Los instintos humanos, son uno de los muchos factores que
limitan la libertad.
Entre los otros, se encuentra por ejemplo la familia, que
desde que nacemos nos impone una serie de reglas que asimilamos como naturales
y uqe también condicionan nuestra libertad. La familia, se convierte así,
durante los primeros años de nuestras vidas en una autoridad inalienable que
nos moldea y limita la libertad.
Por si fuera poco, más tarde, nos encontramos con las
leyes sociales, las que toda las personas de un mismo entorno han decidido que
son las mejores para organizarnos en grupo. Estas leyes limitan también y de
forma muy marcada nuestra libertad.
Cuando hablamos de libertad, hablamos de tomar nuestras
propias decisiones, de hacer lo que realmente nos apetece, de ser nosotros
mismos sin importarnos el resto.
Pero, ¿es el ser humano realmente libre?. Acaso,¿no
poseemos instintos de los que no somos capces de liberarnos o controlar?, como
por ejemplo, el llanto.
Los instintos humanos, son uno de los muchos factores que
limitan la libertad.
Entre los otros, se encuentra por ejemplo la familia, que
desde que nacemos nos impone una serie de reglas que asimilamos como naturales
y uqe también condicionan nuestra libertad. La familia, se convierte así,
durante los primeros años de nuestras vidas en una autoridad inalienable que
nos moldea y limita la libertad.
Por si fuera poco, más tarde, nos encontramos con las
leyes sociales, las que toda las personas de un mismo entorno han decidido que
son las mejores para organizarnos en grupo. Estas leyes limitan también y de
forma muy marcada nuestra libertad.
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