El acoso escolar y el ciberacoso que sufren muchos niños y niñas tienen repercusiones negativas en su bienestar, en su desarrollo y en el ejercicio de sus derechos. Los gobiernos, las autoridades educativas, los centros educativos, los profesores y las profesoras, las familias y los mismos niños y niñas podemos hacer esfuerzos para que esto no ocurra.
Los niños y las niñas sin excepción tienen derecho a ser protegidos de todas las formas de violencia y al desarrollo de todo su potencial de aprendizaje en un ambiente seguro.
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