Otros refugiados que llegan a la frontera nos cuentan que han abandonado por el camino sus maletas para poder ayudar a sus hijos a cruzar las zonas inundadas. Muchos de ellos llegan descalzos, con sus ropas empapadas y cubiertas de barro y nieve. ACNUR trabaja contra reloj para enviarles ayuda y ya ha entregado 1000 mantas, 500 colchones y ropa de emergencia contra el frío. Sin embargo cada día 3.000 personas, en su mayoría mujeres y niños, cruzan la frontera hacia los países vecinos para escapar de la guerra en Siria. Esta ayuda está lejos de ser suficiente.Su vida ahora depende de que lleguemos a tiempo. Necesitan con urgencia mantas, ropa térmica, estufas y tiendas que les protejan del frío.
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