Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jinping, dieron una demostración inequívoca en la continuidad de la alianza, en contrapeso a la hegemonía de Estados Unidos y como garantes de un orden multipolar. Para reforzar lo antes declarado por su par anfitrión, Xi catalogó las relaciones ruso-chinas como una garantía del balance estratégico internacional y las consideró una de las más importantes en el mundo, en razón de un paradigma de lazos entre dos potencias.
Cabe apuntar que los dos Estados integran el selecto club de naciones nucleares, con derecho al veto, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, y están en el grupo de las economías líderes en crecimiento, con un papel cada vez más creciente en los procesos económicos globales.
Tras ser investido como presidente de la República Popular China, Xi escogió a Rusia como destino de su primer viaje oficial al exterior. En Moscú tal gesto no pasó inadvertido.
Los fuertes vínculos chino-rusos al más alto nivel no solo responden a nuestros intereses, sino que sirven como garantía importante y fiable del balance estratégico internacional y de la paz, reafirmó el mandatario durante una conferencia en el Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú.
Rusia y China, en su opinión, debían robustecer la interacción estratégica en el ámbito mundial.
Juntos debemos defender los principios de la Carta de la ONU, y "juntos garantizar la paz y la estabilidad en la tierra", subrayó, en consonancia con lo expresado por Putin, al ponderar la asociación estratégica entre las dos naciones, colocada entre las prioridades de la política exterior del Kremlin.
El gobernante ruso expuso la coincidencia entre Moscú y Beijing en los enfoques en torno a problemas de la actualidad internacional: Siria, África del Norte, Afganistán y la situación en la península coreana, por citar algunos de los temas más candentes.
Según expresó el presidente Putin, los dos países se apoyan mutuamente en cuestiones concernientes a intereses clave, como la defensa de la soberanía, la integridad territorial y la seguridad.
Para muchos entendidos, la renovación de una vieja alianza, en este nuevo capítulo de pujanza de los nexos ruso-chinos, recoloca a las dos potencias en el justo papel de contrapeso, frente a los cambios geopolíticos que tienen lugar en el mundo, con la visible hegemonía, todavía, de Estados Unidos.
Tanto Rusia como China comparten preocupaciones por la estrategia política y militar concebida por el presidente Barack Obama en 2011, para expandir la presencia militar de Washington hacia la región de Asia Pacífico, una zona donde chocan los intereses norteamericanos con la influencia histórica y natural de China y, en cierto grado, también con Rusia.
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