Platón considera que las elecciones concretas de los hombres son responsabilidad de cada uno, es decir, dependen de la propia voluntad. Por su parte, Aristóteles distingue entre actos involuntarios (realizados por ignorancia o bajo una fuerza externa que nos mueve sin que lo queramos) y voluntarios (escogidos con conocimiento de causa y sin constricción exterior).
Arthur Schopenhauer, en su obra más importante, El mundo como voluntad y representación, entiende que la voluntad es la realidad última (la kantiana «cosa en sí») subyacente al mundo de la percepción sensible (intuición empírica).
Jean Jacques Rousseau utiliza el concepto de voluntad general en El Contrato Social. Hasta entonces el bien común, interpretado por el gobernante, había sido la guía de actuación en cualquier sistema político. Incluso en la monarquía absoluta, la voluntad del rey era la ley, sólo sujeta al juicio de Dios. La voluntad general sigue siendo un concepto fundamental para entender la toma de decisiones en democracia.
El filósofo Joaquín Trincado Mateo en el libro Conócete A Ti Mismo define a la voluntad racional como causa única del universo y toda demostración de vida llamándose esa voluntad racional, sencillamente, Espíritu.
En el antiguo Oriente, se creía que la Voluntad era la parte superior del Hombre.Esta parte practicada por el Hombre es lo que nos acerca más a Dios, por lo que alcanzar este grado de espiritualidad no es sencillo. Implica que tenemos que iniciarnos en el camino de la sabiduría o del autoconocimiento.Camino que es abrupto e intenso, muy difícil de transitar, ya que el hombre que alcance a practicar y desarrollar su Voluntad , tiene que convertirse en un ser digno para hacerse acreedor a tan alto atributo. Este es otro aspecto de la Voluntad, que al aplicarla nos debe conducir hacia lo positivo, a la luminosidad, a lo que sea bueno para nuestro espíritu.
0 comentarios:
Publicar un comentario