Para las personas con bulimia, que afecta diez veces más a
las mujeres que a los hombres, la comida es una adicción placentera y
autodestructiva.
Esta enfermedad se caracteriza por episodios secretos de
excesiva ingestión de alimentos, seguidos por métodos inapropiados para
controlar el peso como el vómito, el abuso de laxantes o diuréticos y la
realización de ejercicios demasiado exigentes para el cuerpo. No sólo no hay
adicción a los alimentos, sino que hay un rechazo expreso, intercalado de
atracones esporádicos. El acceso de bulimia se inicia con una sensación de
hambre con preferencia por los dulces y otros alimentos de alto valor calórico.
Con los atracones suelen sobrepasar las 5.000 calorías diarias. La bulimia está
considerada como una enfermedad invisible porque puede pasar mucho tiempo sin
que el entorno del enfermo la perciba.
Este trastorno se caracteriza por la sensación de pérdida de control sobre la cantidad de alimento que se toma. Algunos de sus síntomas son los atracones frecuentes con sentimiento de tristeza y culpa, vómitos posteriores a un atracón, esconder alimentos y comer a escondidas, historia de dietas y fluctuaciones importantes en el peso, y preocupación extrema por la figura y el peso.
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