Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y
de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o
de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su
creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado,
por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Por un lado, primero se debe tener un pensamiento crítico y propio si
no, la libertad de expresión no valdrá de nada ya que lo único que vas a
expresar es lo que quieren que expreses.
Y por otro lado, la libertad de expresión conlleva que vamos a tener
que leer, presenciar, escuchar etc. cosas con las que no coincidimos,
incluso que puedan hasta desagradarnos. La solución obviamente no es
reclamar o cometer actos violentos sino hacer uso de la misma
libertad de expresión para realizar críticas a aquello con lo que no
estamos de acuerdo.
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