Juana de Arco, la doncella mártir de Francia
El 30
de mayo de 1431, es quemada en la hoguera acusada de herejía, Juana de Arco también conocida como la "Doncella de Orleans" que se convertiría en salvadora
de Francia.Tenía sólo 16 años, pero ya desde muy joven su vida cambió cuando empezó a oir voces en su cabeza. Esas voces, según ella eran de santos, que le encargaron una misión divina.Tenía que ayudar a Carlos, heredero al trono de Francia, a expulsar a sus eternos enemigos los ingleses.
Juana convención al futuro rey de que su ayuda era imprescindible si deseaba que los franceses ganara la guerra, porque "así lo quería Dios". Le entregó un pequeño ejército y durante los siguientes dos meses, Juana se convirtió en un soldado eficiente y decidido que parecía no perder ninguna de las batallas en las que se enfrentaba. Parecía que tenía la bendición divina a pesar de que algunos de estos victorias fueron casi milagrosas como la conquista de Orleans.
Su indumentaria era la de un hombre, tenía que tapar sus pechos con telas muy ceñidas para poder ponerse la armadura y se cortó el pelo. Con esta indumentaria pasaba como un varón más entre las tropas, lo que hizo que se ganara el respeto entre ellas.
En 1430 su suerte cambió. Mientras lideraba una expedición militar fue capturada y vendida a los ingleses que la sometieron a un juicio por herejía (la pena máxima para una ferviente cristiana como ella). Fue condenada después de un terrible juicio donde se puso en duda su fe e incluso su cordura. Se le acusaba de ir contra la Iglesia Católica, de tener deseos ocultos, de deshonrar a Francia con su actitud. Incluso entre las peticiones de arrepentimiento se le exigía que volviera a vestirse de mujer para evitar su condena. Todo era una trampa política para acabar con su influencia.
Finalmente fue condenada a arder en la hoguera hasta la muerte ante la antenta mirada de diez mil espectadores.
Más tarde, se demostró que los clérigos que la enjuiciaron falsearon los datos para hacela pasar por una bruja y que los intereses políticos del rey fueron la causa principal de su condena. Sólo después de mucho tiempo, en 1920, se le reconoció como una de las grandes heroínas de Francia y fue canonizada por la Iglesia Católica, la misma que la había condenado a la muerte.
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